Alimentación complementaria
Una alimentación saludable es importante en todos los aspectos de la vida, desde la infancia hasta la etapa adulta. De forma general los hábitos se van adquiriendo a lo largo de los años, pero la base del comienzo es fundamental para el futuro, por ello se recomienda instaurar unos hábitos saludables desde el inicio de la alimentación.
En los primeros 6 meses de vida, la OMS (Organización Mundial de la Salud), recomienda utilizar la lactancia materna de forma exclusiva. Es a partir de los 6 meses cuando se aconseja comenzar a introducir los alimentos, lo que se denomina alimentación complementaria, o lo conocido ahora como Baby – Led – Weaning (BLW).
Tal y como se indica, la alimentación complementaria va a ser un complemento de la lactancia materna, la cual seguirá siendo el alimento principal hasta al menos los 12 meses (recomendado prolongarla hasta los 12 años). La alimentación complementaria es el proceso por el cual se comienza a ofrecer al bebé alimentos sólidos o líquidos, distintos de la leche materna o en su defecto de la leche de fórmula infantil. Para comenzar con este proceso el bebé debe alcanzar la madurez necesaria a nivel neurológico, renal y gastrointestinal. Además el bebé debe cumplir una serie de situaciones:
1) Se mantiene sentado por si mismo con la cabeza erguida.
2) Coordinación ojos, manos y boca
3) Desaparece el reflejo de extrusión (no empuja los alimentos hacia fuera)
4) Interés por los alimentos (intenta cogerlos y gestos de hambre y saciedad).
En algunas ocasiones puede retrasarse de los 6 meses, pero nunca debe adelantarse. Hay varios tipos de alimentación complementaria:
- La tradicional: consta de papillas y triturados. Aunque se puede hacer con distinta consistencia, triturados con grumos o alimentos bien cocinados chafados con el tenedor, sin llegar a ser el típico puré.
- El BLW: también denominada como “alimentación complementaria dirigida por el bebé”; es decir, permite al bebé alimentarse por sí mismo, ofreciendo trozos que puede coger con sus manos. Cada vez más utilizada por sus beneficios como contribuir al desarrollo del aparato digestivo y crecimiento físico y psicosocial, aporte necesario de nutrientes e introducir nuevas texturas, sabores y colores desde el inicio.
- La mixta: combina las dos anteriores. A diferencia de las guías de años atrás, actualmente no hay evidencia científica que recomiende un orden concreto de introducción de alimentos. Aunque si deben incluirse alimentos saludables (teniendo en cuenta algunas pautas específicas según la edad). Y también
tener en cuenta ciertos alimentos por el riesgo de atragantamiento (más importante si se practica el BLW), como por ejemplo evitar frutos secos enteros, semillas grandes, frutas deshidratadas y caramelos, alimentos con forma esférica y redondeada como garbanzos, cerezas, uvas, tomates cherry, alimentos de consistencia dura como zanahoria y manzana cruda, alimentos como cremas de frutos secos o aquellos duros y rebozados. Otros como el maíz, o en forma de palomitas, las salchichas, el pescado con espina y los vegetales crudos. Y por último evitar algunos alimentos con ciertas sustancias de riesgo como los pescados grandes (por su contenido en mercurio), el marisco (por el cadmio), y algunas verduras como espinacas y acelgas (por su contenido en nitratos), la carne de caza (por el plomo), así como la miel y tortitas de arroz por el contenido en arsénico.
Acorde con esto es muy importante que si la madre está dando lactancia materna la alimentación sea saludable. Así como lo fue durante el embarazo.
Si quieres saber más sobre la alimentación complementaria, como introducir los alimentos y llevarla a la práctica, puedes encontrarme en la Policlínica Carmen Carballo.
