Con el comienzo del año, muchos de nosotros nos planteamos cambiar aquello que sabemos que no estamos haciendo bien, son los propósitos para el nuevo año que comienza.
Entre los más comunes están dejar de fumar, hacer más ejercicio… y perder peso. Nuestra respuesta emocional ante estos propósitos suele ser un punto de partida fuerte, que nos impulsa a ir a por esa meta con mucha determinación pero con poca metodología, ¿y qué suele pasar entonces?, pues que la falta de un método y de un acompañamiento hace que en poco tiempo nos falte motivación o que incluso ya nos demos por satisfechos con los primeros avances y abandonemos el propósito…